lunes, 26 de enero de 2015

¿Alimentos precocinados? Reducirlos al máximo

Cada vez hay más alimentos precocinados en el mercado y constituyen una opción cómoda y práctica a la hora de comer y cocinar, especialmente cuando apenas se dispone de tiempo para preparar la comida. La cuestión es si este tipo de alimentos responden a las necesidades de una alimentación saludable. La respuesta, pese a las posibles ventajas que puedan ofrecer, es que no son los más indicados para formar parte de una dieta equilibrada y deberían relegarse a un consumo ocasional.
Hay muchas razones para ello:
 
  • Calidad de los ingredientes: el etiquetado no responde a esta pregunta. Una lasaña contiene carne. Sí. Pero ¿de qué parte del animal se obtiene? ¿Cuál es la proporción de carne y grasa? Otro tanto puede decirse del aceite, ya que, salvo mención expresa al aceite de oliva o de girasol, cuando se utiliza el término de aceites vegetales, lo más probable es que se trate de coco, palma o palmiste, que tienen un elevado contenido en grasas saturadas.
  • Proporción de ingredientes: en muchos casos, la proporción del alimento que debería ser principal se reduce en beneficio de otros ingredientes que tienen un escaso valor nutricional y pueden tener un elevado contenido en hidratos de carbono. Así, unas croquetas de jamón, por ejemplo, pueden ser esencialmente rebozado y bechamel (harina y agua) y suplir el contenido de jamón a base de saporizantes.
  • Menor contenido en nutrientes: al haber sido sometidos a temperaturas elevadas en su preparación, la cantidad de nutrientes en relación a los ingredientes en crudo se habrán reducido y se reducirán aún más al calentarse en el momento de su consumo.
alimentos evitar estreñimiento
   
  • Mayor valor energético: los alimentos precocinados suelen tener un mayor contenido de calorías que su equivalente preparado en casa. Abusar de este tipo de alimentos es un camino seguro hacia el sobrepeso y la obesidad.
  • Ojo con la sal: no se especifica habitualmente su contenido en sal y suele tener más de lo que utiliza en casa para cocinar el mismo plato. No son aptos para dietas hiposódicas (hipertensos).
  • Demasiadas grasas: los alimentos precocinados tienen más grasas saturadas de lo deseable. De hecho, en la mayoría de las salsas la grasa es un ingrediente destacado. Al final se paga con una elevación del colesterol.
  • Aditivos: espesantes, saporizantes, colorantes y conservantes forman parte de una larga lista de aditivos que se utilizan en la fabricación de este tipo de alimentos. Muchos de ellos no suponen riesgo para la salud, pero otros favorecen las digestiones pesadas, náuseas, dolores de cabeza y otros efectos poco deseables cuando se trata de alimentos.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario