lunes, 26 de enero de 2015

Causas y prevención de lesiones deportivas



En el contexto de la traumatología, ortopedia y medicina deportiva, el slogan: “El movimiento es vida” es utilizado frecuentemente para promover la práctica del ejercicio, tanto con fines preventivos, recreativos e incluso post-operatorios.

Se ha demostrado que hacer deporte regularmente mejora la calidad de vida, el estado emocional, la condición cardiopulmonar, músculo-esquelética y hasta contribuye a disminuir el consumo de sustancias adictivas, como el tabaco. Sin embargo, el realizar ciertos deportes sin reunir las condiciones físicas necesarias puede causar diversas lesiones que varían en tipo y severidad, algunas de las cuales pueden tener secuelas discapacitantes.

Existen varios tipos de deportistas, desde los profesionales de alto rendimiento y competitivo, el deportista regular y el deportista ocasional o “de fin de semana” (estos dos últimos son el objetivo de este artículo). Cada uno tiene su nivel de entrenamiento y exigencia, pero todos están expuestos a las mismas lesiones deportivas. De igual manera, cada deporte tiene predisposición a ciertas lesiones. El fútbol, por ejemplo, afecta más las rodillas y los tobillos; el tennis predispone más a lesiones de codo, hombro y rodilla; el basketball a lesiones de hombros y dedos de las manos; y el volleyball a lesiones de las muñecas y hombros.


El deportista ocasional y en menor frecuencia el regular, son quienes están en mayor riesgo de lesión. La causa principal y más común de lesión deportiva en estos grupos, sobre todo el ocasional, es iniciar la actividad sin ninguna preparación , la cual se entiende como:

1. Una evaluación detallada por médico(s) competente(s), de acuerdo a la edad y tipo de ejercicio a realizar, que incluye desde un examen físico completo hasta un electrocardiograma (EKG), pruebas de función pulmonar y cardiaca (prueba de esfuerzo máximo, espirometría, etc), laboratorios y algunas radiografías, entre otros. En estos casos puede ser necesaria la participación de un médico internista, cardiólogo o neumólogo y traumatólogo deportivo.

2. Entrenamiento progresivo de acondicionamiento muscular, ligamentoso y óseo, con la supervisión y dosificación por personal calificado. Una situación frecuente es que los entrenadores personales de los gimnasios o el equipo de entrenamiento físico le planifiquen la rutina de ejercicios al nuevo deportista, quien, con el entusiasmo y el afán de mejorar y tecnificarse, generalmente se sobre esfuerza. Es aquí donde en ocurren muchas lesiones que traerán problemas futuros. Estas lesiones pueden ocurrir luego de un esfuerzo repetido de menor intensidad o ser de tipo agudo (como áquellas que ocurren luego de un evento que el paciente puede recordar como desencadenante) o degenerativo-crónico.

Existen varios tipos de lesiones deportivas, los cuales se clasifican según la estructura anatómica dañada. Las lesiones más severas son las óseas, específicamente las fracturas completas o incompletas (llamadas también fisuras). Los patrones de fracturas son muy diversos, los cuales dependen del mecanismo del trauma, la calidad o densidad del hueso y qué hueso fue lesionado. Una fractura importante en el deporte es la “fractura avulsiva”, es decir, el arrancamiento de un fragmento óseo en el que está inserto un ligamento o un tendón que es bruscamente estirado. Entre ellas está la de la tibia en la rodilla, por los ligamentos cruzados anterior y/o posterior, y la del tobillo, por los ligamentos peroneos o el tibial deltoideo, entre otras. Como una premisa general puede decirse que cuando ocurre una fractura avulsiva, el ligamento o tendón que la acompaña casi siempre estará intacto. Por el contrario, al ocurrir una ruptura ligamentaria o tendinosa, el hueso al cual se inserta generalmente no se fractura.

Las lesiones de tejidos blandos (ligamentos y tendones con su músculo respectivo) pueden ser esguinces o desgarres. Los esguinces ligamentarios se clasifican en tres grados básicos: a) grado I, es una contusión donde no se afecta su estructura ni su longitud y el manejo es principalmente fisioterapia; b) grado II, es una ruptura parcial de sus fibras donde hay elongación del mismo, clínicamente evidente y puede requerir inmovilización con aparatos ortésicos o yesos; y c) grado III, es una ruptura completa de sus fibras y el tratamiento es quirúrgico. Los desgarres musculares y las lesiones tendinosas parciales generalmente se manejan de forma conservadora. Las rupturas tendinosas completas generalmente requieren cirugía.

El tomar en consideración estas sugerencias antes de iniciar el deporte de su elección puede evitarle sufrir lesiones prevenibles, las cuales una vez ocurren, pueden ser responsables de la suspensión de su práctica deportiva hasta la interrupción de su actividad laboral y causarle problemas incluso en algunas tareas simples de la vida diaria. 
 
 
 
 
 

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